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No vale el «todo vale»

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Si a día de hoy me preguntaran de qué campañas publicitarias soy responsable, tendría que decir que de ninguna.
O de todas.

Porque en una campaña participan tantas personas que es difícil atribuirle el mérito o la responsabilidad a uno solo. La directora creativa, el director de arte, el copy, los de cuentas, la community manager, el cliente, su sobrino, compañeros de trabajo, familiares, amigos, vecinos, la conductora del autobús… los que nos dedicamos a esta profesión sabemos muy bien que una gran idea puede llegar desde cualquier fuente, y que para que crezca y se convierta en una gran campaña intervienen una gran cantidad de profesionales.

Por eso, cuando llegan a nuestros ojos campañas como la última promoción de ropa infantil para Vogue Brasil, es como si estallara una bomba en el estómago. Niñas hipermaquilladas e hipersexualizadas, con gestos adultos y poses insinuantes, brutalmente alejadas de lo que debería ser su mundo. Y te paras a pensar qué ha podido pasar para que vea la luz, qué pensaba la fotógrafa, el maquillador y el técnico de iluminación. Qué pensaba la agencia, qué pensaban los padres, y, sobre todo, ¿en qué están pensando las marcas?

Porque esta no es la primera vez que la revista salta a los medios con reportajes similares o portadas violentas, ni desde luego la única que lo hace. Cada cierto tiempo los publicistas tenemos que morirnos de la vergüenza cuando nos encontramos con campañas que hacen daño, y que son retiradas a las pocas horas pero duran mucho tiempo en las redes sociales, en la mente de los consumidores. Marcas que de forma consciente buscan ganar ¿notoriedad? con campañas agresivas, sexistas e insultantes, obligando a los consumidores a volver a reclamar respeto.
Consumidores que responden de forma contundente y consiguen paralizar campañas, como es el caso de la ya famosa (por desgracia) campaña de Veet “Don’t Risk Dudeness” (que se ha traducido por la red como “No te arriesgues a machorrificarte”). Si ellos han tenido tan claro que eso era inaceptable, ¿por qué los publicistas no lo han visto así? ¿para quién proyectamos las campañas, si no es para la sociedad?

El “todo vale” en publicidad ya no vale nada, tenemos la creatividad de nuestro lado así que no hay excusas para que empecemos a asumir responsabilidades, porque restarle importancia a casos como estos es restarle importancia a nuestro trabajo y a nosotros mismos.

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