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Por favor, no se coma a la coma

Hoy me enorgullezco de traer como protagonista a un elemento que a veces resulta ninguneado en muchos escritos, pero que a nosotros, como portadores de ideas (muchas a través de las palabras), nos proporciona grandes resultados tratándolo con el respeto y cariño que merece. Con todos vosotros (redoble de tambores), la coma.
la importancia de la coma en la escritura

Por si alguien no la conoce, la coma es un pequeño signo de puntuación cuya minúscula presencia (físicamente hablando, por supuesto) puede cambiar el sentido de toda una frase. Y este es un poder que nuestra homenajeada ha tenido siempre a lo largo de la historia.

Un ejemplo claro nos lo proporciona una anécdota atribuida al rey Carlos V, al que un día le llegó la sentencia de un condenado para que el monarca firmara su pena: “Perdón imposible, que cumpla su condena”. Parece ser que el emperador se sintió compasivo, y antes de firmar cambió la coma de sitio, haciendo lo mismo con la suerte del condenado: “Perdón, imposible que cumpla su condena”.

Si aún no te has percatado del valor que puede llegar a tener esta pequeña grafía en el lenguaje, ahí van algunos ejemplos: poner una coma puede ahorrarte mucho trabajo: “No está bien”, “no, está bien”, incluso como ya hemos visto, salvar vidas: “vamos a comer niños” “vamos a comer, niños”. Además de esto, un simple cambio de sitio puede hacerte ganar o perder mucho dinero: “1200,00 €”, “120,000 €”. Por último, usarla de manera gratuita puede acarrearnos problemas como una discusión de pareja: “pásame la lija gorda”, “pásame la lija, gorda”.

Y es que no es lo mismo que tu novia te deje de esta manera: “te quiero, pero como amigos”, en la que entiendes que siente por ti un cariño más cerca del compañerismo que del amor, a que te diga “te quiero pero como amigos”, en la que crees que estás saliendo con una hija de Hannibal Lecter que pretende alimentarse de toda tu pandilla.

Lamentablemente no todos los profesionales de la escritura le procesan la misma consideración y en ocasiones prescinden de alguno de sus usos, como por ejemplo el de separar elementos en una enumeración. Más de una vez hemos podido ver en un periódico deportivo una alineación de la selección española de fútbol en la que, en mitad del equipo, pasan cosas como: “… Xavi Mata A. Iniesta…”. Pobre Andrés, con amigos así…

En fin, si has leído hasta aquí quiere decir que la coma te importa bastante más que un comino (no, no me consta que sean familia) y que estás dispuesto a utilizarla como se merece, por lo que ahí van algunas reglas básicas:

• La coma nunca debe ser colocada entre sujeto y verbo.
• En muchas ocasiones se debe colocar para la correcta interpretación del texto.
• Se coloca pegada a la palabra que la antecede.
• Hay pausas en la entonación que no justifican necesariamente su uso.

Por último, ahí van algunos consejos para reavivar la relación entre la coma y tú:

• No tiene la misma función que el punto, o que el punto y coma. Esos digamos que van aparte.
• Si la usas a mano, escríbela bien, no requiere demasiado esfuerzo. Muchas comas han pasado al olvido confundidas con tachones, puntos, manchas o virutas de goma de borrar.
• La coma es tu amiga: cuídala y ella velará por el buen entendimiento de tus textos.
• Y para terminar, dependiendo de si escribes a mano o imprimes desde ordenador, ésta puede saber a grafito, a tinta de bolígrafo, de impresora, etc. Sea como fuere no creo que alimente demasiado, así que por favor, no te la comas.

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