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¿Qué pueden aportar las redes sociales al mundo del flamenco?

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Cuando me invitaron a participar en la mesa redonda “Flamenco 2.0: Arte Jondo, Blogueros y Redes Sociales” organizada por la Bienal de Flamenco de Sevilla y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, me pregunté: “¿qué puedo decir yo de redes sociales y flamenco si nunca he trabajado en esa disciplina artística?” Así que utilizando las redes sociales, lancé un debate en mi muro de Facebook entre amigos amantes del flamenco sobre qué podían aportar las RRSS al mundo del flamenco, y éstas fueron algunas de sus respuestas:

• dinamismo
• participación (horizontal)
• inmediatez
• cercanía (acercamiento del artista)
• difusión
• conocimiento

Ante estas respuestas me di cuenta de que las necesidades comunicativas del flamenco no distan mucho de otros mundos. Tanto culturales, como empresariales. Son los mismos problemas y las mismas soluciones. Veamos dos ejemplos:
Cuando yo empecé a trabajar con Twitter en 2010 advertí que yo me enteraba de todos los eventos culturales de la ciudad donde vivía, Sevilla, porque escribía en la revista cultural LaTeatral y me enviaban emails informándome, pero no había ni un solo sitio en Internet que aglutinara todo lo que se podía ver en la ciudad. Me refiero un sitio colaborativo donde todo aquel que quiera pueda informar de un evento. Y entonces hablé con varios teatros e instituciones de la ciudad y les propuse que usáramos una etiqueta en Twitter para informar de lo que hacían. Esa etiqueta fue #culturaSEV, y de manera espontánea se unió mucha gente, tanta que en en su primer año acumuló 45.000 tuits.
#Culturasev fue un simple hashtag que cubrió un vacío: una necesidad de información y de darse a conocer. Aportó inmediatez, difusión y participación de manera totalmente horizontal. Cada bloguero, cada usuario, difunde lo que quiere. No es mi hashtag, no es mi contenido filtrado. Es de todos.

Poco después, en 2012, asumí la tarea de lanzar las redes sociales del Ayuntamiento de Sevilla. En ese caso no bastaba con informar vía Twitter de los eventos culturales; al ser una entidad organizadora teníamos que ofrecer más conocimiento a nuestra comunidad, un plus, lo que se llama contenido de valor: una media de tres textos diarios en la web icas-sevilla.org, cobertura de actos en directo, fotografías de calidad en Instagram… Las redes crecieron muy rápido y recibíamos una media de 100 interacciones diarias. La gente compartía los contenidos, de manera que estos tenían una mayor difusión. Por supuesto, también recibíamos muchas críticas o preguntas, y teníamos que contestar, ofreciendo “un servicio de atención al usuario”, en este caso vía Twitter. De nuevo inmediatez.

Son dos ejemplos del mundo de la cultura que son perfectamente aplicables al flamenco. ¿Cómo aplicarlos? Lo primero: para las instituciones, artistas, compañías, empresas y salas…: La comunicación social ó 2.0 requiere de una cultura (organizativa) 2.0, no se trata de aplicar una serie de herramientas y softwares y esperar a que éstos generen un cambio en la organización. Implica una serie de cambios profundos en la filosofía de una entidad.
Alejandro Formanchuk, en su libro «Comunicación interna 2.0: un desafío cultural», nombra los siguientes:

• Uso compartido de la información
• Respeto y reducción del ego
• Desintermediación y horizontalidad
• Usabilidad y 
competencias técnicas
• Reducción de control

Después de asumir este cambio de filosofía, ¿qué deben hacer los agentes flamencos para conseguir una gestión eficaz de sus redes sociales, y cumplir cada una de las demandas que solicitaban mis amigos?. Veámoslas una a una:

PROPUESTAS PARA UNA COMUNICACIÓN 2.0 MUY FLAMENCA

PARTICIPACIÓN

Para eso hay que romper con el discurso unidireccional. Si solo el crítico o el artista habla y el resto se limita a retuitear, sin sentirse participe del todo, eso no es conversación. Hay que promover y facilitar que generen, enriquezcan, divulguen, discutan y reformulen contenidos.

CERCANÍA, ACCESIBILIDAD

Muchos artistas no creen que el flamenco tenga que ir a la gente, sino la gente al flamenco. Y así las redes no sirven de nada. Hay que crear oportunidades para ser encontrado. Un artista universal requiere canales sociales en distintos idiomas y un servicio profesional de comunicación y redes sociales.

RESPUESTA, SERVICIO DE ATENCIÓN AL USUARIO

Hay que asumir la responsabilidad de responder a lo que dicen los seguidores y, lo mas importante, hacer algo con eso que se escucha en redes sociales.

INMEDIATEZ, DINAMISMO

Se necesitan instituciones y personas que cuenten el día a día, que rompan la barrera artista/persona.

DIFUSIÓN, CONOCIMIENTO

Para eso hay que quitarse los complejos, y también el orgullo, y empezar a hablar del flamenco con normalidad. Decía Juan Luis Cano en su intervención en la jornada: «Canto fatal flamenco, y, sin embargo, canto siempre que me lo piden, para darle difusión y normalizarlo».

Los flamencólogos tienen que hacerse entender, educar. Los artistas no pueden conformarse con publicar los horarios de una función. Eso ya no sirve ni siquiera para que vaya más gente a la función. Hay que dar contenido exclusivo por los canales sociales, premiar y favorecer a los seguidores más fieles. Me consta que ya hay gente que lo hace muy bien. Seguidlos e imitadlos: Los periodistas Manuel Bohórquez, con sus ‘Coplas flamencas en la Red’; Silvia Cruz, con el blog ‘De cal y canto’; Juan Vergillos y sus ‘Vaivenes flamencos’ o Sara Arguijo y Córdoba flamenca; instituciones como La Bienal de Flamenco; y artistas como Israel Galván, Miguel Poveda, Argentina o José Valencia.

El flamenco tiene un potencial enorme para generar contenido de valor: fotografías, vídeos, podcasts maravillosos de actuaciones, vestuario, atrezzo, testimonios, anecdotario, clases magistrales, video-chats con los artistas, archivos históricos… etcétera.

INNOVACIÓN

Esta demanda no apareció en mi muro de Facebook, pero la añado porque como vemos cada día en El Cuartel, con variopintos clientes, «el Social Media es movimiento» y como tal no puede responder a fórmulas magistrales. La creatividad, la frescura, el ingenio, marcarán la diferencia.

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