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Vuelven, a casa vuelven los anuncios de navidad

Edu Feliz Navidad

A mediados del mes de noviembre, los escaparates de las tiendas ya comienzan a lucir los clásicos adornos navideños, recordándonos las ventajas de adelantar la compra de nuestros regalos cuando el otoño no ha terminado de asentarse y el frío sigue sin resultar molesto. En la calle, caminar se convierte en una carrera de obstáculos mientras esquivas a personas cargadas de bolsas y paquetes envueltos en alegres colores o a los vendedores de lotería nos ofrecen el “número ganador” de este año, sus voces llena de fortuna se confunden con el eco de los primeros villancicos. En casa, comenzamos a planificar el menú navideño rodeados de cajas con las piezas del portal de Belén, las bolas del árbol, la vajilla que solo utilizamos en estas fechas, etc. Sin embargo, sigue faltando algo. Es cuando decides encender la televisión y, en mitad de la pausa publicitaria, escuchas esa familiar melodía…

This is Halloween!

The Walking Dead

Hombres lobos, vampiros, demonios zombies… Los monstruos de nuestras pesadillas abandonan el mundo de los sueños para seguir atemorizándonos fuera de ellos. Ahora, podemos encontrarlos en cualquier lugar con sustos más que asegurados. Lo peor es que ni siquiera disponemos del descanso que nos proporcionan las pausas publicitarias para recuperarnos. De hecho, son cada vez más frecuentes las acciones de comunicación que emplean esta temática para captar la atención de los consumidores, porque, aunque no lo parezca, el miedo es verdaderamente adictivo. ¿Lo sientes ya?

En El cuartel hemos querido celebrar Halloween de una forma muy especial, recopilando algunas de las campañas más terroríficas que, vender no sabemos si venden, pero asustar seguro que sí.

Esto me suena: Product Placement en Videoclips

product placement videoclip

Aquellos años en los que MTV representaba el referente para informarse de las últimas novedades musicales son casi un recuerdo. Ahora, la cadena estadounidense sobrevive gracias los realites, destronada por YouTube, y no es de extrañar. En poco tiempo, la plataforma de vídeos se ha convertido en un gigante musical, en la que Universal Music Group y Sony MBG son dos de sus mayores exponentes. De hecho, solo el 30% de los vídeos genera el 99% de las vistas totales. Unas cifras que explican la creación de Vevo, símbolo del renacimiento de la industria del videoclip, que ha encontrado en este canal el aliado perfecto para superar la crisis derivada de la piratería y las descargas ilegales.

Cuestión de sexo

España posee las tasas de paro juvenil más altas de Europa, circunstancia que obliga a muchos jóvenes a retrasar sus planes de independizarse y permanecer en el hogar familiar “solo hasta que las cosas mejoren”. En este contexto, ¿cómo romper con el cordón umbilical que nos sigue uniendo a nuestros progenitores, incluso a contra voluntad? Esa es la pregunta que se realizó el equipo encargado de la nueva campaña de idealista.com. ¿Promover la compra y alquiler de pisos en un entorno de crisis financiera y preocupantes cidras de desempleo? Difícil, desde luego. Imposible, por supuesto que no. La solución fue fácil, o mejor decir básica, muy básica. Varias parejas pilladas in fraganti en sus vehículos mientras sonaba la canción Shut up (and sleep with me) de Sin with Sebastian. El mensaje no solo captó la atención de su público objetivo, sino también de miles de usuarios que lo convirtieron en uno de los vídeos más descargados incrementando la notoriedad del spot a través del mouth-mouse. La mayoría de usuarios se sintieron identificados con la situación (y, posiblemente, muchos la habían vivido en persona con el consiguiente disgusto y vergüenza), a otros les encantó la canción (sobre gustos, colores) y todos se sintieron atraídos de forma irremediable por su alto contenido erótico. El sexo vende, y lo sigue haciendo muy bien. O quizás no.

Anuncios por palabras

El ser humano es un animal de costumbres. Al llegar a casa el primer gesto que siempre realizamos es descalzarnos y, a continuación, sentarnos en el sofá para ver la televisión. Enseguida nos ponemos a hacer zapping, pero parece que todas las cadenas se hubiesen puesto de acuerdo y en la pantalla se suceden bloques de anuncios sin interrupción. La mayoría se resigna; otros, cansados de este continuo bombardeo publicitario, deciden apagarla y buscar otra forma de entretenerse. Una opción muy socorrida en estos casos es un libro, a poder ser la novela de moda, aquella que todo el mundo parece haberse leído, excepto tú. Ahora es un buen momento para cambiarlo. Una vez que la encuentras entre los escasos títulos que forman tu biblioteca personal, comienzas la lectura. Cuando apenas has avanzado unos capítulos, el comentario de unos de los personajes atrae tu atención:

– Es un Smart – dijo -. Gasta sólo un litro cada cien kilómetros.

¿Por qué tienes la sensación de estar ante un anuncio? ¿Desde cuándo los libros incluyen publicidad en sus páginas? ¿Es exceso de realismo… o algo más?

Si bien estamos acostumbrados al empleo del product placement en contenidos audiovisuales, como películas o series de televisión, podemos apreciar una presencia cada vez mayor de mensajes comerciales en otros formatos de entretenimiento, como los libros.